Un hombre fue a un hotel y caminó al escritorio de la recepcionista, la mujer detrás del escritorio le dio su llave y le dijo que en el camino hacia su cuarto había una puerta sin número y que estaba cerrada y que nadie tenía permitido entrar ahí. Especialmente nadie debería ver hacia adentro, bajo ninguna circunstancia. Él siguió las instrucciones de la mujer y fue a su cuarto sin detenerse y se fue a dormir. A la siguiente noche la curiosidad no lo dejaba sólo por la curiosidad de la puerta sin número. Caminó por el pasillo hasta la puerta y trató de abrirla pero estaba cerrada, se agachó y miró por la cerradura; aire frío pasó por ahí, secando su ojo. Lo que él vio fue una habitación de hotel, como la suya, y en la esquina había una mujer cuya piel era completamente blanca; ella estaba apoyando su cabeza sobre la pared mirando hacia la puerta. Él casi golpea la puerta, solo por curiosidad, pero decide mejor no hacerlo. Se alejó de la puerta y caminó de vuelta a su cuarto. Al si...